23 feb 2008

NARRATIVA "Cada sesenta horas"

Posted on 7:44 a. m. by Adrián Arraigada

El día va, cada sesenta minutos una hora. Apacible e inapetentemente dejándome morir, viéndome desde algún vértice oculto en el gran plano de la ciudad que no me pertenece.

Mi cuerpo cada tanto sale de paseo por otros y con otros cuerpos, dolientes lo más, ausentes los menos, tristes casi todos.

Cuando mi lágrima, la última, cayó inevitable, lenta como catarata; cuando la lágrima reprochó soberbia; cuando la lágrima, la lágrima, ¿Cúando, la lágrima...

Y qué pasa cuando el día que pasa pasa. Porque si no pasa nada no pasa nadie. Porque nadie puede pasar por nada, nunca. O al menos hoy, día en que la ciudad que no es mía - o sea, que es de alguien - me ve, mientras los sensenta minutos - cada uno de sesenta segundos- van dejándome morir con impotencia y apaciblemente, mientras que esta lágrima pretende ser la última.

Algo está cambiando. Y si algo cambia, algo es, cambia alguien.El día va, cada sesenta minutos una hora. Apacible e inapetentemente dejándome morir, viéndome desde algún vértice oculto en el gran plano de la ciudad que no me pertenece.

Mi cuerpo cada tanto sale de paseo por otros y con otros cuerpos, dolientes lo más, ausentes los menos, tristes casi todos.

Cuando mi lágrima, la última, cayó inevitable, lenta como catarata; cuando la lágrima reprochó soberbia; cuando la lágrima, la lágrima, ¿Cúando, la lágrima...

Y qué pasa cuando el día que pasa pasa. Porque si no pasa nada no pasa nadie. Porque nadie puede pasar por nada, nunca. O al menos hoy, día en que la ciudad que no es mía - o sea, que es de alguien - me ve, mientras los sensenta minutos - cada uno de sesenta segundos- van dejándome morir con impotencia y apaciblemente, mientras que esta lágrima pretende ser la última.

Algo está cambiando. Y si algo cambia, algo es, cambia alguien.

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